El Cristianismo y la Profecía Autocumplida: El Efecto Pigmalión
Según podemos encontrar en wikipedia: El efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión, se enamoró de Galatea, una de sus creaciones. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.
Este suceso fue nombrado efecto Pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo y al creer que la estatua estaba viva esta llegó efectivamente a estarlo.
El efecto Pigmalión, también conocido como efecto Rosenthal, por ser los autores Robert Rosenthal y Lenore Jacobson los investigadores que lo denominaron así en sus trabajos de ciencias sociales y pedagogía, básicamente, describe el suceso por el que una persona consigue lo que se proponía previamente a causa de la creencia de que puede conseguirlo. Por otro lado, se encuentra el Dr. Robert K. Merton quién acuñó la expresión de profecía autocumplida para definir una expectativa que incita a las personas a actuar en formas que hacen que la expectativa se cumpla. La profecía que se auto-realiza es, al principio, una definición falsa de la situación, que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva verdadera. Según el propio Merton si una situación es definida como real, esa situación tendrá efectos reales.
En la mayoría de los casos, no siempre los resultados son tan "reales" como se esperaría sino que, mas bien, responden a las expectativas de la persona quien asocia toda una serie de variables a la manera en que percibe tales situaciones, y el significado que le da a éstas. Por lo tanto, su comportamiento será determinado, en parte, por su propia percepción y el significado que atribuye a las situaciones en las que se encuentra, no tanto por las situaciones en sí.
Tal es la situación de muchos "creyentes" que basan su afirmación de creer en sus ídolos de acuerdo con sus experiencias e interpretaciones propias de lo que considera una verdad "infalible", algunas veces por sesgo de confirmación, en la que, una particularidad irracional de la conducta humana, nos lleva a pensar que tenemos la razón en un tema aunque la realidad nos esté demostrando lo contrario. (vease: https://www.pensamientonoajida.com/2020/01/el-sesgo-de-confirmacion.html).
Así pues, no se trata de una profecía cumplida (que se ha cumplido o realizado) sino de una profecía que se auto-realiza. Es así, como, estas personas crean, de una construcción mental, toda una realidad, tratando el asunto de forma que encaje con la creencia. Esta "verdad" sólo existe en su mente colectiva, sea real o no.
Particularmente, muchas veces, cuando llegan personas nuevas a los grupos de estudio para noajidas, lo hacen porque ellas quieren salir del cristianismo, sea católico, evangélico o mesiánico, pero al resistirse a desaprender y desdeñar su antigua creencia estas personas buscan en la Toráh lo mismo que un borracho cuando se sostiene de un poste de luz, lo hacen no para aprovechar la luz sino para no caerse. Entonces, casi siempre, son personas conflictivas que hacen preguntas inconexas con los temas de estudio, no asisten con regularidad a las reuniones, no estudian ni adquieren una disciplina. Nunca se pronuncian para aportar algo positivo para el grupo. En el mejor de los casos, se limitan a "postear" frases e imágenes al mejor estilo de las redes sociales pero sin la creación de contenidos propios de calidad.
De esta manera, no tiene sentido, ni encontrará espacio la discusión racional puesto que el cristianismo tiene la carencia de una argumentación verídica y confiable. Los únicos textos que respaldan sus relatos, el dogma y su idiosincrasia son precisamente los que los mismos cristianos han escrito a lo largo de la historia, tomando un poco de esto y otro poco de aquello, con la estrategia de la intimidación, el terror a la condenación y a sufrir las consecuencias del fuego eterno por atreverse a dudar y a cuestionar. También está el temor al rechazo público y la segregación en sociedades donde impera la hegemonía cristiana.
En un mundo donde casi todo está permeado con Fake News (noticias falsas) y los Alternative Facts (hechos alternativos) siempre cabe la posibilidad de responder, de manera tajante, que no estamos obligados a contestar comentarios que están basados en Fake News ya que es perder el tiempo. En cuanto a los llamados "hechos alternativos" sencillamente no son hechos, son falsedades.
Se atribuye a Joseph Goebbels (jefe de campaña de Adolfo Hitler -sea borrado su nombre) la frase “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad. Al respecto, la Toráh dice: “Distánciate de las palabras de falsedad” Este es el único pecado sobre el que la Toráh nos advierte que nos “distanciemos”. Al decir la verdad, emulamos a nuestro Creador, sobre Quien está dicho: “El sello de Dios es la verdad”. El Sefer Jasidim escribe que quien habla la verdad puede cambiar el destino decretando que algo suceda…y sucederá. (Rabbi Arieh Citron).
El Talmud también dice que hay tres tipos de personas que Dios desprecia. Uno de ellos es aquél que dice una cosa, pero piensa algo completamente distinto.
El Yetzer HaRá, nuestra mala inclinación, es experta en atacarnos induciéndonos por los caminos del error y nosotros podemos facilitar esa estrategia sino somos lo suficientemente críticos con nosotros mismos, en cuanto a los pensamientos que nos surgen y las palabras que pronunciamos. No es que sea fácil, pero si es posible detectar cuando nuestros pensamientos no están planteados desde la perspectiva de lo aprendido en la Toráh. Cada persona debería esforzarse por llevar a la práctica, a la manera de experiencias de vida, el cumplimiento de las mitzvot. Esta cercanía con el Creador es el mejor antídoto contra todo de rastro de pensamiento idolatra que aún permanezca.
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