El papel de la mujer en el Noajismo: Un análisis crítico y reflexivo sobre la situación actual y las perspectivas para el futuro, desde la perspectiva de la equidad y justicia.
La mujer en el Noajismo no es una simple receptora pasiva de la fe y la tradición, sino un actor activo y valioso en la vida espiritual y social de la comunidad. Como una tradición que se centra en la observancia de los siete mandamientos universales, el Noajismo nos llama a desafiar los límites y distinciones artificiales que se han establecido a lo largo de la historia, incluyendo los roles de género, en donde el rol de la mujer en el movimiento Noajida, en la sociedad actual, es fundamentalmente uno de liderazgo, educación y transformación.
En tiempos donde el sentido espiritual y el rol de lo femenino claman por una relectura profunda, Pensamiento Noajida se erige como un faro de sabiduría que trasciende credos y fronteras. A través de este artículo, buscamos honrar la figura de la mujer, no solo como protagonista en la historia sagrada, sino como portadora de valores que germinan paz, justicia y vida.
Su aporte, como el Arca de Noaj, que resguarda semillas de renovación, nos invita a descubrir la belleza de lo esencial y a honrar su lugar en la construcción de un mundo mejor. Agradeciendo la gentil participación de algunas de las líderes más prominentes de la gran Comunidad Noajida Hispana de nuestros días. En cada reflexión, se revela un compromiso por iluminar con conocimiento, sensibilidad y fe, el legado femenino desde las raíces éticas del judaísmo universal.
En este contexto, “la mujer noajida tiene un lugar central en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y respetuosa. Podemos ser agentes de cambio, utilizando nuestra influencia en los espacios domésticos y comunitarios para fomentar la comprensión, el diálogo y la acción en favor del bien común.”
En nuestro mundo, el rol esencial de la mujer es ser el enlace emocional que conecta a las personas, iniciando con sus familiares, y llevándolo luego a sus comunidades.
Se considera cómo el grano de trigo se transforma en harina, es el agua, la que al final, verdaderamente une todos esos granos convirtiéndolos en masa, desde donde es posteriormente transformada en pan horneado para sostener al mundo.
Esta idea, incluso, tiene un paralelo biológico en los diferentes roles del hombre y de la mujer. El rol del hombre es de proveedor; provee la semilla. El rol de la mujer es cocinarla, para transformar esa semilla, en nueve meses, en algo totalmente formado y listo para emerger.
Piensa y mira esto como la construcción del Arca de Noaj. El paso inicial es reunir la madera, pero, en nuestro mundo, las mujeres son las conectoras del mensaje. En otras palabras, la brea o el pegamento que mantiene todo unido y no permite la entrada del agua por las fisuras.
Aplicando esta idea, el poder de la unidad y la habilidad de transformar las conexiones entre mujeres, y cada mujer a su vez, con su respectivo compañero, son vitales para su comunidad, como en nuestra actividad colectiva es tambien el fortalecimiento del avance y crecimiento.
Hay también una lección significativa, y es Tambien como el chisme o el hablar de alguién (Lashón Hará) pueden debilitar este lazo de unión humana. En cambio, entender cómo las 7 bases, o centros de los Principios Noajidas, pueden profundamente tocar corazones globalmente ofreciendo tambien profundos conocimientos.
No olvidar la conexión con Israel y los rabinos hebreos.
Dado que las mujeres hemos sido catalogadas hoy en día, con el término de multitask (multitaréas) esto explica claramente que son multiples los roles a desempeñar como mujeres en nuestra sociedad. Ya sea como: Madres, hijas o hermanas, esposas, amigas, maestras, etc. Sin embargo, la primera mujer es conocida en los textos bíblicos y en La Toráh con el nombre de Javá (Eva - Dadora de vida).
¿Qué significado tiene ser dadora de vida?
A través de la mujer es cuidada toda la vida. Dando lo necesario a cada miembro de su familia.
- Es fuente de inspiración que inspira y motiva a otros hacia una vida significativa y educa acerca de la responsabilidad de cada quien.
- Es promotora de vida cuidando la salud y promoviendo el bienestar de sus cercanos y de su Comunidad.
- Es también símbolo de fertilidad a través de las semillas que siembra en su entorno educando acerca de la transmisión de valores para una vida con sentido.
La mujer Noajida nos educa a través de nuestra identidad espiritual. Todo esto advirtiendo lo vital de nuestro rol como dadoras de vida, con verdad, compromiso, amor y asistencia a los más necesitados pot medio de los actos de bondad. Asumiendo la práctica constante de gratitud y el enfoque en lo positivo.
Es a través de los 7 preceptos Noajidas y todos sus subpuntos, haciendo buen uso de nuestras capacidades, como podremos educar y desarrollar nuestras cinco dimensiones humanas que nos caracterizan: la intuitiva, la emocional, la física, la intelectual, ¡y la espiritual!
Nuestro rol esencial es el de educar.
La mujer es vista como portadora de vida y fe. Tiene un papel especial en reconocer y difundir el monoteísmo entre las naciones, enseñando que hay un solo Creador y que Él exige justicia y bondad. La mujer es vista como fuente de influencia moral en la familia y en la comunidad.
Es considerada una “constructora del hogar”, no solo en el sentido físico, sino espiritual: construye un ambiente donde la presencia de Dios (Shejiná) pueda residir. Educa a la próxima generación en los valores éticos y morales universales, como el respeto a la vida, justicia, y amor al prójimo, es promotora del shalom bayit (paz en el hogar), una de las bases para que el mundo tenga armonía.
A través de su ejemplo, modela un comportamiento ético que sus hijos y su entorno pueden imitar. Además, la mujer tiene un papel activo en promover las Siete Leyes de Noé como una base para la ética global.
Puede ser líder comunitaria entre los Bnei Noaj, organizando espacios de estudio, ayuda y diálogo interreligioso. Su sensibilidad natural hacia la vida y la justicia la posiciona como defensora de los derechos humanos y de la dignidad de toda persona creada a imagen de Dios.
Desde la Torá aprendemos que Naahmá (esposa de Noaj) fue indispensable para el cumplimiento del plan divino. Mientras el mundo entero se desmoronaba en la corrupción y violencia, ella permaneció fiel a su esposo y a su misión. Durante el diluvio, fue importante su rol en el cuidado de las plantas y las semillas en el Arca siendo considerada "Madre de las Semillas". Ella representa a la mujer noájida que sostiene su hogar con paciencia y valentía en tiempos de incertidumbre.
Rut, la moabita, a pesar de provenir de un pueblo extranjero, eligió abrazar el Dios de Israel y vivir según Sus caminos. Rut nos recuerda que la mujer noájida, aunque no haya nacido dentro del pacto de Israel, puede escoger una vida de rectitud y ser un canal para que la bendición divina llegue al mundo.
Sara, la matriarca, nos muestra la visión y la fe. Fue ella quien intuyó que Yishmael no debía ser heredero junto a Itzjak, porque su mirada estaba fija en el propósito divino. Sara se convierte en guía espiritual para su familia.
Rivká nos enseña la capacidad de actuar con decisión cuando la situación lo requiere. Al intervenir para que la bendición llegara a Yaakov, demostró que la mujer no solo acompaña, sino que también lidera en momentos críticos.
Rajel, con su silencio y sacrificio para evitar la humillación de su hermana, muestra la compasión que transforma vidas.
La mujer noájida es, en esencia, guardiana de la moral y la vida. No se define únicamente por lo que hace públicamente, sino por el espacio sagrado que construye en su hogar y en su corazón. Ella tiene la oportunidad de influir en el mundo al enseñar los valores universales de bondad, justicia y respeto por toda la creación. Su fuerza radica en su fe tranquila y en su capacidad de encender la luz divina en medio de la oscuridad.
A diferencia de sistemas jerárquicos que subordinan un género a otro, el Noajismo promueve una relación complementaria y sagrada, donde hombres y mujeres colaboran en la construcción de una sociedad ética bajo principios divinos.
La mujer noájida no es relegada a un rol pasivo; por el contrario, su influencia es activa y transformadora como educadora, transmisora de valores y guardiana del cumplimiento de las leyes noájidas en el hogar, su papel es crucial para formar generaciones conscientes de su pacto con el Creador.
En el ámbito espiritual, la mujer noajida tiene igual acceso que el hombre al desarrollo intelectual y a la conexión con Dios. Las Siete Leyes (prohibición de idolatría, blasfemia, asesinato, robo, inmoralidad sexual, crueldad animal y la obligación de establecer sistemas de justicia) son mandatos universales que no distinguen género. Su cumplimiento y enseñanza dependen de ambos.
Culturalmente, el Noajismo rechaza estereotipos que limitan a la mujer únicamente a roles domésticos en cambio se promueve su participación en la difusión de la ética noájida, el activismo comunitario o incluso el liderazgo educativo.
Un ejemplo histórico son las matriarcas bíblicas, como Sara o Rajel, cuyas virtudes de emuna, hospitalidad, resiliencia se convierten en modelos de referencia dignos de imitar. Ellas demostraron que la espiritualidad no se mide por rituales o formas religiosas, sino por acciones que santifican la vida cotidiana.
En el matrimonio noajida, la mujer es compañera en igualdad. El hombre tiene la obligación de honrarla, proveer afecto y respetar su dignidad. La educación es otro campo donde la mujer brilla, ya que se convierte en guía de sus hijos en el discernimiento entre lo sagrado y lo profano. La capacidad para integrar compasión y firmeza es vital en un mundo donde la moralidad a veces se relativiza.
En resumen, a esta breve introducción sobre el papel de la mujer en el Noajismo puedo decir que la mujer es corazón y mente de la ética de las leyes noajidas. Su fuerza no emana de imitar modelos secularizados, sino de vivir las Siete Leyes con plenitud. Al igual que el hombre, es coheredera de un legado espiritual que busca elevar a la humanidad hacia Dios, en equilibrio y armonía.
Desafíos de la Mujer Noajida en la actualidad
El Noajismo, al ser una ética universal, ofrece a la mujer un marco claro para vivir en santidad sin depender de estructuras religiosas complejas. A diferencia de otras tradiciones, su enfoque no está en rituales específicos de género, sino en acciones morales accesibles a todos. Sin embargo, esto no exime a la mujer noajida de enfrentar desafíos únicos en el mundo moderno.
Para ilustrar mejor estos desafíos, veamos los siguientes ejemplos:
1. Educación Espiritual vs. Restricciones Tradicionales
- Por citar algunos grupos religiosos, en el cristianismo o islam limitan el estudio teológico profundo de la mujer o su liderazgo en comunidades. En el Noajismo, no hay prohibición: una mujer puede enseñar las Siete Leyes, debatir filosofía moral o guiar a otros, siempre con sabiduría.
2. Modestia y Libertad Personal
- En el judaísmo ortodoxo o el islam conservador, la vestimenta femenina suele estar reglamentada (como el hijab o la falda larga). El Noajismo aunque no impone códigos de vestimenta si promueve modestia como reflejo de dignidad interna, que la mujer elija vestir con discreción por convicción propia, no por presión social, evitando los extremos occidentales o estereotipos con libertinaje.
3. Matrimonio y Roles Familiares
- Por ejemplo,en el catolicismo tradicional se enfatiza la sumisión de la esposa porque así dice la Palabra de Dios, sin embargo, en el Noajismo se busca equilibrio: el matrimonio es una sociedad donde ambos cónyuges se honran, y la maternidad es valorada sin anular otras vocaciones o aspiraciones profesionales de la mujer.
Ahora bien, a esto tambien se suma el desafio de adoptar el noajismo como una foma de vida que pueden considerarse un verdadero desafio, ya que mantener la fidelidad a las Siete Leyes puede generar incomprensión, incluso dentro de la familia, o posiciones encontradas en temas como el rechazo a las relaciones prematrimoniales o el aborto como "derecho".
En el mundo laboral moderno se exige competitividad y disponibilidad absoluta, lo que choca con priorizar tiempo para educar hijos en valores familiares y muchas mujeres luchan por no caer en la culpa o el agotamiento emocional.
Algunos movimientos feministas ven la religión como opresora, mientras que entornos ultraconservadores coartan la autonomía femenina, por lo que el desafío aquí es saber cómo navegar entre ambos extremos, afirmando su derecho al liderazgo sin adoptar posturas anti-familiares o de confrontación.
En resumen final, la mujer noájida no es víctima de dogmas sino que es precursora entre lo sagrado y lo cotidiano. Con su sabiduría transforma el dolor en enseñanza, el amor en acto consciente y su vida como un testimonio vivo de las siete leyes universales que elevan los valores morales y éticos de este mundo.
Este tema se me hace muy interesante ya que para un no judío las 7 leyes de Noaj son el camino espiritual universal que hace que tengamos una identidad, y reflexionar sobre el papel de la mujer se vuelve cada vez más necesaria.
Me gustaría partir desde una de nuestras leyes que es establecer leyes y cortes de justicia donde se busca el bien común, la armonía social y la valoración del prójimo sin excepción sea hombre o mujer.
Ahora bien, en mi observación, siendo y teniendo contacto con mujeres noajidas, se está malinterpretando “el recato” y, basándose en el modelo de la mujer judía, la misma mujer se está haciendo a un lado. Hay mujeres que, aunque tengamos el conocimiento y las ganas de participar, no lo hacemos porque la voz de una mujer no debe escucharse en público, también he escuchado los comentarios de las propias mujeres diciendo que no está bien que la mujer rece en público, y que solo debe hacerlo el varón.
Esas respuestas me han dejado con un sentimiento de impotencia ya que estas mujeres se están haciendo a un lado ellas mismas y esto me hace reflexionar precisamente en la necesidad que hay en los grupos noajidas de conocer nuestra verdadera identidad y no dejarnos llevar por fanatismos o por malas interpretaciones de la Torah.
También conozco el caso de varones quejándose porque una mujer no debe dirigirlos, su frase favorita es "los niños con los niños y las niñas con las niñas" Así mismo como he visto mujeres que son ignoradas en los saludos o en las pláticas por los varones ya que por “recato” no deben hablar entre ellos.
Esto se me hace una falta de educación y una falta de conocimiento real de lo que es el recato. Sin lugar a duda, es urgente reconocer que las mujeres noajidas no solo formamos parte de la comunidad, sino que somos parte activa, esencial y somos realmente valiosas en todos los aspectos del crecimiento espiritual y social.
Debemos construir comunidades noájidas que reflejen la voluntad Divina de justicia, bondad y verdad, debemos garantizar un ambiente donde todas las personas hombres y mujeres por igual puedan desarrollarse plenamente, para aportar y liderar. Las mujeres noajidas merecemos un lugar dentro de la comunidad donde cada persona pueda florecer y contribuir, con libertad y dignidad.
Dentro del marco ético y espiritual del noajismo —basado en los Siete Preceptos Universales, la figura de la mujer desempeña un rol activo y significativo. Lejos de estar relegada a un plano secundario, la mujer noájida participa de manera plena en la construcción de una sociedad más justa, compasiva, ética, bondadosa.
La acción de la mujer noájida se manifiesta en diversos niveles: en el fortalecimiento de la vida familiar, en la educación de las futuras generaciones bajo principios morales, en la promoción del respeto entre las personas, y en el compromiso personal con la justicia, la bondad y la integridad. Estos elementos no solo están alineados con los Preceptos Universales, sino que reflejan su dimensión práctica y transformadora.
El noajismo no impone estructuras jerárquicas rígidas respecto al género; en cambio, valora la contribución individual según la responsabilidad y la disposición de cada persona para mejorar su entorno. En este sentido, la mujer actúa como agente de cambio desde su realidad concreta, y su acción es vista como parte integral del cumplimiento de su propósito espiritual en el mundo.
Por tanto, el rol de la mujer noájida desde la acción no es meramente complementario, sino esencial.
Por lo general las mujeres somos más receptivas a la espiritualidad así que es muy común que seamos las primeras en encontrar el camino del noajismo muy hermoso y con un acercamiento a nuestro Creador de forma inimaginable desde las viejas tradiciones sin embargo también tiene algunos retos a los que nos podemos enfrentar.
- El crecimiento Espiritual: pues toda nuestra vida va a cambiar la forma de pensar, hablar, reaccionar, estudiar, etc, todo este proceso de cambio es dedicar tiempo de estudio, de mucho autoconocimiento, de buscar la guía adecuada para cada una de nosotras. Encontrar la verdad y darnos cuenta de la mentira en la que vivíamos antes puede ser un poco impactante para muchas personas y hasta desafiante así que debemos comenzar por ese autoconocimiento y auto-cuidado y desde ahí comenzamos a aprender por primera vez el significado real de “Ama al prójimo como a ti mismo”.
Esto significa que debemos amarnos tanto que debemos tenernos paciencia en el aprendizaje de este camino en buscar dar pasos firmes de crecimiento y que necesitamos metas en la vida para poder saber hacia dónde dirigirnos.
Hay casos en los que se nos enseñó que las metas las imponían los demás así que, el darnos cuenta de que tenemos este derecho de nosotras a cuidarnos y poner nuestras propias metas puede ser algo sumamente nuevo, que, en muchos casos, y es parte de esa luz, tiene la Toráh para nosotras. Que nos demos cuenta del valor que tenemos y de lo mucho que podemos hacer para cambiar el mundo.
- La familia y el círculo cercano: las mujeres tendremos que poner en acción cada uno de los temas aprendidos y en muchas ocasiones puede enfrentar el rechazo de los más cercanos, así que tiene que buscar mucha Fe (Emunáh) y fortaleza para poder logar pasar esos retos y que con sus acciones pueda demostrar lo que el camino de la Toráh hace en nuestras vidas y que si esto se replica en la familia y en el mundo se puede lograr un gran cambio.
¿Cómo vamos a lograr esos cambios? No debemos ser indiferentes a lo que pasa a nuestro alrededor, lo bello del noajismo es que nos permite poner en práctica las 7 Leyes de Universales justo en el lugar donde estamos, así que nosotras podemos comenzar a trabajar con las necesidades más próximas a nosotras mismas. Quizá de inicio, llevando solo una palabra suave en vez de contienda, pero este proyecto puede ser cada vez más grande, quizá saludar a las
personas o dar una palabra de aliento si vemos que la están pasando mal, a veces las personas se sienten tan solas que lo que necesitan es una sonrisa, un saludo amable, esa palabra de esperanza y que poco a poco logrará que la gente a tu alrededor pregunten la razón de tu forma de actuar así.
Cada una en su área de trabajo tenemos mucho potencial para poder poner en práctica los 7 preceptos e involucrarnos cada vez más en la junta vecinal o quizá en algún puesto político, para poder logar que cada vez más y más personas puedan aprender y que seamos esas precursoras de cambio.
No es una tarea fácil ya que necesitamos de mucho compromiso y una meta muy fija en lo que queremos. El trabajo es diario, pero cuando la meta es clara y la meta es “Un mundo lleno de la luz de la Toráh”. Todo esfuerzo vale la pena, así que hagamos nuestro mejor esfuerzo cada día, de aprender algo nuevo en Toráh, de mejorar un rasgo de carácter, un pequeño paso al día es suficiente para que en poco tiempo podamos ver cambios significativos en nuestro alrededor.
Las mujeres tenemos mucho potencial ayudemos a que más mujeres puedan hacer que su voz se escuche, hagamos esa red de apoyo para muchas que necesitan ayuda no seamos indiferentes al dolor, ayudemos en lo que este en nuestras manos, que la Toráh sea siempre nuestra guía en cada acción.
El hecho de que la mujer tiene el don de la sensibilidad, el rol de la procreación y la misión de la educación de los hijos ya la hace especial, sin embargo, la mujer noajida va más allá por su nivel de consciencia en la transmisión del carácter sagrado de los hábitos de vida.
La mujer noajida al leer Torá es consciente de aquello que hay que mejorar en el transcurso del tiempo por su capacidad de comprensión a través del estudio, un niño que crece observando a su madre con hábitos de estudio, de gratitud y de enfoque en ser mejor persona cada día provoca una mejor humanidad en la nueva generación.
Si las mujeres tomamos consciencia de la influencia y poder que tenemos a través de la transmisión de emociones, pensamientos y actos durante la gestación y a través del ejemplo en la infancia de nuestros hijos podemos cambiar la historia de nuestra realidad para bien.
La mujer noajida que aplica la comunicación diaria con D-os puede lograr un ejemplo de auto-regulacion emocional, que lleva a mejorar el carácter y la conexion con las relaciones humanas. La humildad, el recato y la vocación de servicio florecen en un corazón lleno de amor, paz y gratitud que se puede lograr a través de la oración y la auto-reflexión.
La mujer puede lograr lo que el sistema educativo no ha logrado hasta ahora "crear una comunidad solidaria y empática" en vez de la "comunidad basada en la competencia y reconocimiento que es la actual generadora del oportunismo, la envidia, la frustración y la impotencia".
La mujer es una gran transmisora de estilo de vida por la conexión emocional que tiene con su núcleo familiar, esposo, padres, hijos, hermanos, la mujer que logra brillar en valores espirituales puede transmitir paz a su linaje y solo con su ejemplo puede inspirar a la transformación de la realidad.
La mujer noajida tiene una profunda misión espiritual por la capacidad de desarrollar profunda sensibilidad en la comprensión de la realidad, la mujer vuela con el remolino y la polaridad de sus sentimientos, puede levantar a un hombre del suelo con un beso, con una palabra, con una mirada, con un abrazo, puede empoderar a su familia con su dignidad y su templanza, puede crear hombres fuertes con su ejemplo de disciplina, humildad y resiliencia, puede crear hombres sanos con su ejemplo de la preparación de sus propios alimentos, puede crear hombres orgullosos de formar una familia con el amor maternal que transmite.
Una mujer noajida amada provocará que el hombre quiera formar un hogar con ella, una Madre Noajida amada provocará hijos respetuosos de la mujer por el carácter sagrado que representa el don de la maternidad.
Pienso que estamos en una etapa histórica donde la mujer noajida recién está entrando en consciencia de lo que es capaz de lograr, en la medida que tomemos consciencia de nuestro poder podremos construir la realidad que soñamos para nuestras vidas.
Reflexión final del autor:
En la travesía del Arca, la mujer representa el timón invisible: la guía silenciosa, pero esencial. Como el aceite que mantiene la lámpara encendida, su presencia sostiene la esperanza en medio del diluvio. Desde los valores del judaísmo, la mujer encarna la ezer kenegdó, ayuda frente al otro, equilibrio y fortaleza en pareja. Su cuidado por la vida refleja la compasión Divina, sembrando fe para el renacer del mundo. Ella no aparece sola, sino como parte del pacto: testigo del pasado y arquitecta del futuro.
Las mujeres noajidas tienen un papel crucial en la transmisión y fortalecimiento de la fe, a través de la educación, la oración y la práctica de la caridad. Además, su perspectiva y experiencia única pueden enriquecer la toma de decisiones y la gestión de la comunidad. Sin embargo, también reconocemos que históricamente las mujeres noajidas han enfrentado desafíos y restricciones significativas en términos de educación, participación en la vida pública y aplicación de las leyes religiosas.
No podemos pasar por alto el papel de las mujeres noajidas en América Latina como líderes y defensoras de los derechos humanos, la justicia social y la equidad de género. Sus voces y acciones están impulsando cambios positivos en las comunidades y abriendo nuevos horizontes para el Noajismo en la región.
Finalmente, es fundamental que como seguidores del Noajismo, nos comprometamos a crear un ambiente de equidad y justicia para todas las mujeres, y a promover un modelo de liderazgo que valore y celebre su contribución.
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