por Slovie Jungreis-Wolff En una carta a los padres de una adinerada escuela privada de Nueva York, el director de la institución describe cómo la escuela se convirtió en una peligrosa incubadora de indulgencia, donde las ostentosas manifestaciones de “me merezco todo” se dejan pasar sin cuestionamientos. Él escribió sobre: “familias consumistas que llenan de regalos a los maestros y a la escuela… únicamente en beneficio de los intereses personales de sus hijos”. Él advierte a los padres que están educando a niños que son “una elite cognitiva egoísta, insensible y espiritualmente estéril”. Los padres a menudo impulsan los objetivos académicos de sus hijos a expensas de sus almas. El respeto se ha descuidado a medida que los niños adquieren más, consumen más y desean más. ¿Pero a qué precio seguimos dando sin exigir nada a cambio? Los padres están focalizados en los cupos universitarios, las pasantías y los logros. Las actividades extraescolares y las clases particulares consum