Noajismo: Racionalidad y Fe


¿Qué se entiende por Racionalidad?

Se adjudica el surgimiento de este pensamiento al filosofo griego Tales de Mileto. La racionalidad es una virtud innata del ser humano, El pensamiento racional es el pensamiento propio del ser humano y de su evolución, que le permite discernir qué es mejor en una situación dada, algo irracional es aquello que no tiene lugar en la razón.


"La verdad puede ser dulce ó amarga, pero no puede ser mala; la mentira puede ser dulce o amarga, pero no puede ser buena." (Constancio C. Vigil)


En contraposición a esto, se encuentra la irracionalidad, que se define como Las creencias irracionales; están en lo más profundo de la conciencia, forman parte de nuestros valores fundamentales y de nuestra identidad. Las ideas irracionales son rígidas y poco realistas, y suelen incluir contenidos, ya sea de nosotros mismos, de los demás o de la vida y el mundo.

El pensamiento racional es aquel que emplea la razón y la lógica en la elaboración de sus operaciones mentales. Es el opuesto al pensamiento irracional que recrea los acontecimientos mediante la creatividad y la imaginación. El pensamiento racional se caracteriza fundamentalmente por el empleo de la lógica, la razón y la experiencia previa del sujeto. No emplea la creatividad ni la imaginación para recrear escenas, por el contrario, es consistente con la realidad y en torno a ella opera.

Los pensamientos, las emociones y las conductas no se experimentan de forma aislada sino que se superponen significativamente de acuerdo de la manera en que percibimos los hechos, interactúan con la evaluación que hacemos de ellos. Se puede afirmar que en el pensamiento racional interactúan cogniciones evaluativas propias de cada persona.

Algo que también tienen en común todos los pensamientos racionales es que son útiles, nos sirven para algo como por ejemplo lograr cosas beneficiosas para nosotros o conseguir nuestras metas. A diferencia, los pensamientos irracionales son de carácter absolutista o dogmáticos, provocando emociones negativas que frustran la obtención de metas o limitan los deseos generando miedos, culpabilidad, depresión y otras conductas perjudiciales. Sin embargo, es gracias a estos pensamientos irracionales que podemos percibir al mundo en su totalidad, de la manera en la que percibimos y nos relacionamos con este.

En este punto cabe destacar que en el tema de los Preceptos, (613 para los judíos y 7 para los No-Judíos o Bnei Noaj) estos existen de tres tipos: Los preceptos racionales (Mishpatim), Los preceptos testimoniales (Edot) -no para Bnei Noaj- recuerdan un evento histórico para los hijos de Israel; por ejemplo, Shabat, Pesaj, Shavuot, etcétera, estas fechas son recordatorios, testimonios, de eventos importantes dentro de la historia del pueblo judío. Otros son los preceptos irracionales (Jukim).

Leyes Civiles: "Mishpatím" son leyes Divinas que protegen la seguridad y supervivencia de la sociedad humana. Ellas incluyen, por ejemplo, la prohibición de robo y asesinato. Las Ordenanzas Divinas: En la categoría de jok (plural, "jukím") caen aquellas mitzvot cuyo propósito o significado no son necesariamente entendidos por la inteligencia humana. No obstante, jukím no son "leyes sin razón"; más bien, su lógica es Divina. Así, la racionalidad tras las leyes de la Vaca Roja fue Divinamente revelada a Moshé.

Para los Bnei Noaj, que no están tan inmersos en los detalles y contextos de la tradición judía, uno de los libros que se encuentran en castellano y que explican de forma clara los conceptos del pensamiento racional aplicado a las mitzvot (preceptos que se deben cumplir) es la obra del rab Ibn Pequdá: Los Deberes de los Corazones.

Otros exponentes de esta linea, aparte de los tratados morales de Aristoteles y la filosofía de Platón, son Ibn Gabirol (La Corrección de los Caracteres) y Movseh Sefardí (Disciplina Chericalis).


En general, la obra de Ibn Pequdá se fundamenta en principios como:

  • Los deberes religiosos que se practican con los miembros externos del cuerpo no valdrían nada si no emanasen de una interioridad, del cumplimiento de los deberes internos o «deberes de los corazones».
  • La necesidad del cumplimiento de los preceptos emanan de tres fuentes: La razón, la Toráh y la tradición. Esas tres fuentes se apoyan unas a otras, no teniendo sentido ninguna de ellas sin las demás.
  • La fundamental es la Razón, porque esta facultad es el supremo regalo de Dios al hombre y porque Dios siempre actúa según razón. Ahora bien, esa razón no funciona autónoma, independiente, puesto que viene ayudada por la Revelación, para subsanar sus deficiencias, errores y limitaciones.
  • La razón radica fundamentalmente en el corazón.

Mucha gente no ve a la fe como una facultad básica humana; la ven más como una ausencia de la razón. A veces, se puede llegar a pensar. erradamente, que la fe es un síntoma de debilidad, algo en qué apoyarse cuando todo cae. Sin embargo, todos nacemos con fe. No es ni adquirida, ni enseñada; es nuestro estado más natural. Cuando la fe se oscurece por la razón se aprende a desconfiar de sus propias creencias. No podemos permitir que nuestra razón ahogue nuestra voz interna que nos dice lo que sabemos que es cierto con cada fibra de nuestro ser. Debemos aprender a cultivar nuestra fe natural.

El rab Itzvi Freeman -Editor Senior de Chabad.org- describe la Emuná como una estrategia para la gente que no es capaz de pensar por sí misma. “El tonto cree en todo”, escribe Salomón, “el sabio comprende”. Sin embargo, la emuná es una convicción innata, una percepción de la verdad que trasciende la razón, más que evadirla. Así, la sabiduría, el entendimiento y el conocimiento pueden mejorar la genuina emuná.

No obstante, la emuná no está basada en la razón. La razón jamás puede alcanzar la certeza de la emuná, ya que –se se habla en términos razonables– siempre puede ocurrir que llegue un razonamiento mejor y demuestre la falsedad del tuyo. De esta manera, la emuná es similar a ver algo en carne propia: la razón te puede ayudar a entender mejor lo que ves, pero le va a costar mucho convencerte de que nunca lo viste. Por eso, vemos que la emuná perdura incluso cuando la razón no alcanza.

A diferencia de la virtud, la Emuná se puede aumentar y perfeccionar con el ejercicio, la práctica y el estudio de Toráh. En conclusión, la fe (entendida como Emuna) es inherente a los humanos, supera a la razón pero no para sustituirla, sino mas bien para complementarla.


“La fe es nuestro recurso más poderoso. Permite que el espíritu se eleve por encima y más allá de los dolores y las dificultades de la vida abajo”

-El Rebe.

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