Al conmemorar el 7 de octubre, rechazamos con firmeza cualquier forma de antisemitismo y afirmamos que el dolor por las víctimas no puede transformarse en odio contra comunidades judías ni en discursos que legitimicen la discriminación.
Aquel día, era uno de los días más significativos para la comunidad judía Simjat Torá, que en hebreo significa “la alegría de la Torá”. Este es un día festivo alegre, con bailes, cantos, y procesiones dentro de las sinagogas, donde los rollos de la Torá se mostraban y se celebraba con la comunidad. El grupo terrorista palestino Hamás lanzo un ataque sorpresa, y además coordinado, desde Gaza hacia Israel.
El ataque de Hamás ocurrió mientras muchas familias, se juntaban en sus hogares, o en las sinagogas. Esto lo hizo aún más devastador, porque era un día de fiesta y reposo, donde la población no se esperaba una ofensiva militar.
Fue uno de los actos de violencia más letales en la historia reciente de Israel. Que un grupo se haga llamar “islámico” o “islamista” no quiere decir que represente el Islam ni la mayor parte de los musulmanes. En realidad, lo del 7 de octubre, y cosas similares, contradice principios claves de la fe islámica, como no matar inocentes, y el respeto a la vida, además de la justicia.
Detalles del ataque
Comienzo: A las 6:30 de la mañana, con el lanzamiento de más de 5000 cohetes que resonaron en el cielo y activaron las alarmas en el sur de Israel.
Incursión terrestre: Milicianos cruzaron la frontera, desatando ataques a comunidades israelíes, bases militares, y un festival de música en un festival musical.
Víctimas: Más de 1200 israelíes murieron, incluyendo 815 civiles, también hubo 36 menores que perdieron sus vidas.
Barbarie: Muchas niñas y mujeres fueron violadas y mutiladas vivas. Los terroristas tenían una fijación aberrante por humillar sexualmente a sus víctimas. Castraron hombres y dispararon dentro de las vaginas de las mujeres, extrajeron fetos de los vientres de las embarazadas, asesinaron bebés frente a sus padres, a algunos los quemaron vivos, patearon sus cuerpos y los arrastraron por las calles mientras cantaban y daban gritos de júbilo. Muchas otras cosas indecibles sucedieron en esas horas del ataque.
Secuestros: 251 personas, incluidos muchos niños, mujeres y ancianos, fueron tomadas como rehenes, y después trasladadas a Gaza.
Imagen de los restos carbonizados y una tomografía computarizada de los mismos, que muestran a un adulto y un niño que fueron atados y quemados vivos por terroristas de Hamás el 7 de octubre. En la tomografía se pueden ver dos columnas vertebrales. Probablemente, la pareja se abrazaba mientras se quemaban. Dos médulas espinales —una perteneciente a un adulto y otra a un joven, probablemente un padre y su hijo— unidas con alambres metálicos en un último abrazo antes de ser quemadas. Fuente: Centro de Patología Forense de IsraelPOLARIZACIÓN GLOBAL
La etiqueta legal de genocidio demanda comprobar la “intención definida” de acabar, completa o parcialmente, con un grupo protegido. Esto es, un criterio jurídico riguroso que necesita de evidencias muy fuertes, y no solo del alto número de fallecidos.
Para Israel y casi todo el mundo, el 7 de octubre fue una masacre terrorista, dirigida contra civiles. Para ciertos sectores muy radicales, fue visto como un “acto de resistencia” contra lo que, segun ellos es una ocupación israelí, lo que justifico actos aberrantes tales como violaciones a niñas y mujeres, mutilaciones, y quemar vivos a bebés y familias enteras, entre otros actos muy macabros que ocurrieron ese dia. Algunos movimientos utilizaron la tragedia para reforzar su agenda ideológica, aunque implicara minimizar o justificando, inclusive crímenes horribles contra civiles.
El conflicto Israel-Palestina, se ha convertido en un símbolo en debates sobre colonialismo, sobre imperialismo, y también sobre derechos humanos, llevando a que algunos grupos tomaran posturas, cada vez más extremas.
A pesar del ataque orquestado por Hamás, el grupo terrorista gobernante en Gaza, recibió apoyo, incluso, de la Yihad Islámica Palestina, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, y las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, todo gracias al financiamiento y la dirección de Irán.
Si bien los estados democráticos condenan formalmente la masacre, en las calles se aprecia a minorías radicalizadas que la celebran, pues, lo ven como un triunfo contra Israel, sin considerar (o hasta negando) el aspecto terrorista del ataque. Esas contradicciones, entre la postura política y la militancia radical, evidencian la coexistencia de condenas internacionales con celebraciones en algunos círculos sobretodo de izquierda.
Mahmud Abás, líder de la Autoridad Palestina, repudió el ataque, argumentando que Hamás no encarna al pueblo palestino. Sin embargo, a pesar de sus declaraciones públicas condenando la masacre del 7 de octubre de 2023, la AP, por otra parte, ha mantenido durante años un programa de subsidios para las familias de los prisioneros y los llamados “mártires”, es decir, palestinos fallecidos en enfrentamientos o ataques contra israelíes, terroristas incluidos.
A pesar de los esfuerzos de Abás para alejarse de Hamás, sus subsidios politicos se ven un tanto contradictorios debilitando su imagen ante Israel y Occidente.
Israel, EE.UU y la Unión Europea no dudaron en criticar este sistema tan fuerte, lo tildaron de "pay for slay" o "pago por matar" porque estiman que incita a la violencia. En 2018, EE.UU paso la Ley Taylor Force, la cual cortó fondos a la AP hasta que detuviera esos pagos.
En varias ciudades europeas, latinoamericanas y de otras regiones, observaronse marchas o concentraciones, con grupos celebrando o justificando el ataque, exhibiéndolo como un acto de "resistencia contra la ocupación". Estos grupos normalmente están relacionados a movimientos propalestinos muy radicales, organizaciones de extrema izquierda o colectivos islamistas, que no hacen diferencias entre la causa palestina y los métodos terroristas de Hamás.
EL DILEMA DE LAS CIFRAS
Entre los palestinos, varias encuestas enseñan apoyo que cambia mucho, en diciembre de 2023 el 72% lo aprobó, y el apoyo a Hamás subió al 57% en Gaza y triplicó en Cisjordania, aunque para septiembre de 2024, bajo al 39% en Gaza por causa de la guerra.
Irán, junto a sus aliados Hezbolá en Líbano y hutíes en Yemen, lo celebraron brindando apoyo logístico a Hamás mirándolo como un golpe para Israel. Hubo protestas en Irán Irak Jordania Líbano Siria y Turquía demostrando solidaridad con Hamás a menudo mezclada con oposición hacia Israel.
En Occidente, grupos izquierdistas y encuestas en comunidades musulmanas británicas muestran hasta un 46% de apoyo a Hamás, con un 39% negando atrocidades. La Autoridad Palestina, liderada por Mahmoud Abbas, lo rechazó indicando que no representa al pueblo palestino.
En una guerra poco usual, en un conflicto tan denso y urbano como Gaza, separar combatientes de civiles resulta muy duro, debido a que grupos armados actúan dentro de zonas habitadas, sin uniformes, vestidos de civiles y valiéndose de hospitales campamentos de refugiados y escuelas utilizando a la gente como escudos humanos.
Legalmente, el genocidio se define en la Convención de 1948 como actos cometidos con intención específica de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. No basta con un alto número de muertes; se requiere prueba de dolo genocida.
Después de dos años, se mencionan unas 67.000 víctimas palestinas aunque sin especificar bien cuales eran combatientes y cuáles no. Acompañar los números con tal advertencia es lo más riguroso, evitando así la falsa impresión que todos los fallecidos fuesen civiles o, al contrario, que todos fuesen combatientes.
¿Por qué, entonces, hay tantos simpatizantes celebrando el aniversario del 7 de octubre, aun cuando gobiernos como los de Europa y Australia rechazan semejante ataque?
Esa es una pregunta valida, y a la vez, bien compleja, que aborda la disparidad entre la postura gubernamental oficial y las opiniones de ciertos sectores de la sociedad civil. Gobiernos europeos como Alemania, Francia, Reino Unido, e Italia, Australia, entre otros países occidentales, condenaron enérgicamente el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, catalogándolo de acto terrorista, reafirmando el derecho de Israel a defenderse, y exigiendo la liberación de rehenes.
En el primer aniversario (octubre de 2024) un montón de personas participaron en manifestaciones pro-palestinas en muchas ciudades; París, Berlín, Londres, Roma, Sídney, y Melbourne fueron algunas.
En Australia, el 6 de octubre de 2024, una multitud marchó en Sídney y en otras ciudades, reclamando un cese al fuego en Gaza, a pesar de que los organizadores cancelaron un evento previsto para el 7 de octubre debido a preocupaciones sobre la seguridad. Hubo vigilias judías en Sídney el 7 de octubre, con la lectura de nombres de víctimas, y una fuerte presencia policial presente.
En Europa, protestas en Berlín (6 de octubre) incorporaron marchas contra el "genocidio en Gaza", con la policía usando gas lacrimógeno en algunas situaciones; en Roma, decenas de miles demandaron el cese de hostilidades, ocurriendo incidentes violentos allí. En Bruselas, un teatro publico organizo “Rituales por Palestina" el 7 de octubre, un acto criticado por grupos judíos acusando mal uso de fondos públicos.
Aquellos no fueron simples "festejos", más bien muchísimas incluyeron banderas palestinas, arengas tipo "¡Libertad para Palestina!" y llamadas a la Intifada (Destrucción de Israel) pero, además, asuntos conflictivos, como glorificar grupos armados, ejemplo Hamás o Hezbollah en unos cuantos casos, particularmente en EE.UU y Europa.
En cuanto a la percepción de "festejo", muchos manifestantes, ciertamente celebran el 7 de octubre como un "día de resistencia" contra la ocupación israelí, según lo que reportó la ADL, la cual documentó carteles y cantos que apoyaban, sin ambigüedad, el ataque en por lo menos 10 estados de EE.UU y Europa. Hoy en día, cada vez son más multitudinarias las marchas y concentraciones para festejar la masacre del 7/O y manifestar el odio hacia Israel y, en particular, a los judíos.
En redes sociales, como X, vídeos de Berlín demuestran contra-protestas antiisraelíes reprimidas, donde se coreaban frases que equiparaban el ataque a "lucha legítima". Sin embargo, la mayoría de las protestas globales, que son más de 80 ciudades, se centraron en protestar la guerra en Gaza, muchas veces basados en falsas noticias de la guerra, como los ataques a hospitales y campamentos de refugiados, cifras sin verificar de las víctimas -siempre niños y mujeres- y la fuerte campaña que denuncia un supuesto "genocidio" y "hambruna" que les "justifica" el hecho de la masacre y exhorta a que haya futuros 7/O para exterminar al pueblo judío mientras ondean la bandera palestina.
En democracias tipo Europa y Australia, las protestas deberían ser resguardadas constitucionalmente, con la condición de que no provoquen violencia, pero cada vez son más beligerantes los discursos de odio y el vandalismo que generan. Los gobiernos repudian el terrorismo de Hamás, aunque no pueden censurar las opiniones divergentes, pero han pasado de las opiniones al "discurso de odio". Pongamos el caso de Alemania: el canciller Scholz criticó el antisemitismo callejero a pesar de las marchas pro-Israel y pro-Palestina separadas. En Australia, el primer ministro Albanese, instó al "respeto mutuo" aun sin prohibir esas marchas.
La población, no toda, coincide con la línea gubernamental. Un sondeo del 2024, reveló, en Reino Unido, hasta el 46% de la comunidad musulmana simpatiza con Hamás, en cierta medida. Jovencitos y activistas izquierdistas ven el 7 de octubre como detonante de una "resistencia" contra la ocupación; esto a través de relatos en redes sociales que restan importancia a las atrocidades, tipo la negación de violaciones o ejecuciones. Las comunidades migrantes -árabes, musulmanas o de izquierda progresista- en Europa y Australia (que suman minorías relevantes), privilegian el impacto de la guerra en Gaza, antes que condenar el ataque inicial.
Este aniversario llega tras diversas campañas anti-israelíes a nivel mundial. patrocinadas por oficinas pro-terroristas, financiadas por gobiernos como Qatar, Irán y Turquía, amplificando la furia y las protestas. Tal es el caso de las concentraciones de multitudes, campañas de fake-news en redes sociales, pago de influencers y el uso de grandes "granjas de bots" que llenan las redes con imágenes dramáticas (muchas de ellas con montajes fotográficos) y mensajes antisemitas.
Bastantes personas consideran las protestas como un "grito por justicia" ante el bloqueo y los bombardeos israelíes, mas no una aprobación a Hamás, aunque en el fondo están legitimando el terrorismo. Figuras prominentes, incluido el Papa Francisco y António Guterres, Secretario General de la ONU, demandaron oraciones y cese al fuego el 7 de octubre, entendiendo el horror del ataque pero prestando atención al sufrimiento palestino, no a las consecuencias dolorosas para las familias de las víctimas de la masacre en Israel.
Los medios y las redes sociales amplifican esta información, pues las imágenes virales (como en X) exponen momentos polémicos (banderas de Hamás, cantos agresivos), de "miles de personas festejando la matanza".
En Italia, Meloni condenó el "antisemitismo desatado" durante manifestaciones violentas. En Australia, se estaban valorando permisos para protestas semanales. Por otra parte, en Europa, alertas de seguridad por riesgo de terrorismo, con presencia policial en Berlín y París.
Las críticas arremeten contra la ONU y las ONGs porque no condenan de manera firme el papel de Hamás y la Yihad islámica en las protestas; pero, aun así, el acuerdo oficial permanece firme en su postura antiterrorista.
No Normalizar el anti-semitismo
El mensaje de reflexión que nos dejará cada conmemoración de las víctimas de la masacre del 7 de Octubre, es de la resiliencia del pueblo judío, por el derecho a sus existencia en Paz y la autodeterminación de su pueblo.
Muy a pesar de las posturas pro-palestinas de distintos mandatarios como el de España, Francia, Australia y Reino Unido, entre otros, que siempre proclaman el cese de la guerra, pero siempre se lo dicen a Israel, no a los yihadistas involucrados, ya muestra un sesgo bastante peligroso.
Recordamos a las víctimas del 7 de octubre con respeto y solemnidad. Honramos a quienes perdieron la vida, a los heridos, a las familias destruidas y a los rehenes cuyos nombres siguen resonando en la memoria colectiva. Mantener vivo su recuerdo es un acto de dignidad y justicia.
Hoy, al conmemorar el 7 de octubre, rechazamos cualquier normalización del antisemitismo y exigimos que la memoria de las víctimas se traduzca en protección, justicia y reparación.
Israel tiene el derecho innegable a existir como Estado soberano y a garantizar la seguridad y la vida de sus ciudadanos; ese derecho incluye vivir en paz, sin amenazas persistentes ni violencia dirigida contra su población.
La no repetición del Holocausto es un principio moral y político esencial: recordar significa actuar para que nunca más una comunidad sea perseguida, excluida o aniquilada por su identidad.
Las narrativas públicas y políticas deben distinguir con claridad entre crítica legítima a políticas estatales y la estigmatización colectiva de judíos como pueblo; confundir ambas prácticas normaliza el odio.
Como noajidas, instamos a líderes, medios y espacios sociales a ejercer la responsabilidad; denunciar el antisemitismo, proteger las comunidades vulnerables y respaldar medidas concretas que garanticen la seguridad, la dignidad y la supervivencia pacífica de Israel y de todas las poblaciones afectadas por el conflicto.

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