por el Profesor Reuel Rolando
Todos los
seres humanos necesitamos de los demás desde que nacemos. Para poder satisfacer
nuestras necesidades debemos contar con otras personas que nos den trabajo o
nos vendan sus productos y servicios. En cuanto a la educación no es un tema
aparte. Desde que contamos con tres o cuatro años ya asistimos a escuelas para
que personas especializadas nos conduzcan por el interminable camino del
conocimiento. Tampoco es la excepción para el aprendizaje de conocimientos de
espiritualidad. El Pirkei Avot 1:6 nos recomienda: “Hazte de un maestro”. Nadie
aprende solo, sino en la interacción con otros, y principalmente con un guía o
maestro que lo estimule, que lo guie, que lo haga pensar, que lo desafíe.
No hay
cuestión de mayor importancia que la verdadera espiritualidad, aquella que no
solo nos permite trascender esta vida física, sino elevar la materia y aquellas
labores que realizamos diariamente. Las resignifica, les da un propósito y un
valor supremo.
Si a la
persona se la deja sola, abandonada a su voluntad y deseo, seguramente su
evolución va a ser pobre y lenta. Si a un niño por ejemplo, lo dejamos que él solo
se dé cuenta que debe respetar a sus mayores, seguramente llegará a adulto y
todavía no se dé cuenta que es bueno y adecuado hacerlo. Incluso cuando se trata
de espiritualidad, cada cual encuentra una zona de confort de la cual no le
gusta que nadie lo saque. Cuando un grupo lo acepta y respeta por su idea, la
cual seguramente es compartida por los demás… ¿Para qué cambiar?. Así se está
muy bien. Por allí le conviene no cuestionarse nada, y pensar que así todo está
bien.
Quiero dar
como ejemplo lo que me sucedió. Llegué a ser pastor de una iglesia reconocida,
respetada por la ciudad y mis metas ya estaban más que satisfechas, hasta que
alguien cercano me desafió a investigar, me generó una duda, me logró sacar de
mi comodidad. Si no hubiese sucedido esto es muy probable que hubiera pasado el
resto de mis días en la idolatría, en el nivel espiritual más bajo de todos,
como le ocurre a la mayoría que se encuentra en una situación similar. Por eso
hoy agradezco este noble y bendito gesto que me “salvó”, que me ayudó a
corregir y elevarme, ya que para eso venimos al mundo.
Del mismo
patriarca por excelencia del Pueblo judío, de Abraham, aprendemos a no adoptar
una posición de pasividad, sino a difundir y enseñar el monoteísmo a los demás.
Abraham no se lleva los aplausos solo por haber descubierto por si solo el
monoteísmo en medio de una sociedad idólatra, sino por haber difundido el
monoteísmo. Podría haber sido egoísta y dejado que cada cual descubra por sí
solo lo mismo que descubrió él. Pero como esto no es algo tan sencillo, quiso
ayudar a los demás. No solo con tzedaká y obras de bondad en cuestiones
materiales sino también espirituales. Abraham desafiaba a la gente a pensar y a
darse cuenta de la existencia y providencia Divina. A agradecer al Creador que
todo da con gran bondad. Y también junto a su esposa Sará a enseñar el camino
del monoteísmo más absoluto y racional de todos.
Por eso, no
hay obra de amor más grande por el prójimo que guiarlo por el camino espiritual
correcto, el cual le permitirá evolucionar más y trascender.
- “El movimiento Noájida es agresivo contra las religiones. No debieran invertir su tiempo en mostrar sus errores”
Es verdad que la mayoría de las personas que integran el movimiento Noájida son ex – cristianos. Y es comprensible entonces por qué se ocupan tanto en ayudar a personas cristianas a salir de su idolatría. Porque ellos mismos estuvieron en esa situación y otros les ayudaron a salir. Están agradecidos y quieren hacer su parte.
La cuestión de la agresividad puede ser más a nivel ideológico que
personal. Se confrontan las ideas o la fe pero desde las fuentes originales,
las cuales no pertenecen al mundo cristiano. No se atacan los dogmas o
creencias propias sino los fundamentos mismos, los cuales no les son propios.
La Biblia hebrea no le pertenece al cristianismo sino al Pueblo judío. Y es el
libro más manoseado y mal interpretado de la historia por parte de personas ajenas.
Por eso no
hay mejor cosa que los propietarios, representados por los Rabinos y
maestros, expliquen sus textos sagrados,
evitando así interpretaciones caprichosas, malas traducciones adrede y
descontextualización de algunos de sus versos o porciones.
Mucha gente
se la pasa estudiando su Biblia tratando de encontrar un mensaje más correcto y
fidedigno. Muchos son los que quisieran saber lo que estos textos en realidad
están diciendo. Por eso no hay acto más noble de parte de muchos judíos y de
quienes estudian con ellos, que poner a disposición de todos lo que los textos
en verdad dicen. Hay un derecho inalienable, y es el de que no se le oculte la
verdad. Más tratándose de una información que a uno lo compromete o lo
determina, en cuestión de fe y forma de vida.
Considero
que si dicha exposición de textos bíblicos con sus explicaciones se realiza de
manera respetuosa, objetiva, no violentando o persiguiendo a las personas, es
totalmente sana. Y cualquier investigador o buscador de la verdad puede beneficiarse
de este material que es puesto a consideración de quien lo desee. Sino, de lo
contrario, se puede seguir de largo.
A modo de
cierre…
Opiniones acerca de la identidad Noájida hay muchas y diversas tanto de judíos como de no judíos. Pero me quedo con lo que claramente se expresa en la Torá Oral cómo ley para los Noájidas: Aquello que fue recibido directamente de D-os por medio de Moshé; Las 7 Leyes con sus detalles que deben ser observadas por todas las naciones; compiladas primeramente por Maimónides, de indiscutida autoridad, hace casi un milenio en el Mishné Torá. Si bien las 7 Leyes son un mínimo de ética y moralidad, y el Noájida debe buscar no solo ser buena persona sino trascender espiritualmente al apegarse a la Torá y desarrollando buenas obras y las buenas cualidades del carácter, el mundo en general claramente está muy por debajo de este piso. No son leyes que evidentemente se cumplen fácilmente. Por eso necesitan ser difundidas y enseñadas por Rabinos y maestros autorizados.
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